
Según la creencia popular pagana el cráneo de un ser humano tiene la capacidad de cumplir las más exigentes peticiones, siempre y cuando se le venere y trate bien a través de ofrendas. Pueden cuidar la casa de malos espíritus y cualquier energía negativa que deambula por ahí e inclusive de ladrones.


Flores, mixtura, comida, los infaltables cigarros (no les preocupa los daños que el tabaco les pueda ocacionar), infaltablemente tiene que estar presente la milenaria hoja de coca y hasta música son las ofrendas que ese día reciben las ñatitas de parte de familias enteras que cumplen con su ritual a cabalidad.


Hay que ver los altares que algunos erigen, mientras otros simplemente cumplen con el rito. Parecería que no hay que escatimar en gastos para que Jorgito, Manuelito o Sarita (son nombres, ficticios o verdaderos, que las calaberas reciben de sus poseedores) se sientan a gusto y puedan en el transcurso del año proteger a estos simples cristianos paganos.

Hay que estar ahí, hay que ver en el lugar, toda la energía que este rito de la muerte transmite a propios y extraños... a mi me parece al verlas, que hasta se rien de nosotros!


1 comentario:
La nota esta buenisima. Las cosas que pasan en nuestro país son tan insolitas como interesantes.
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