Lo
que está pasando (desde hace décadas) en las cárceles bolivianas es realmente
deplorable. Niños que viven en los
recintos penitenciarios con sus padres pagando un crimen del que no tienen
culpa alguna, poniendo en riesgo su integridad física y sicológica, además de
asimilar el entorno inmediato como algo natural cuando la sociedad precisamente
ha recluido a los condenados para corregir y pagar por sus errores. Es más, ya
se han denunciado ataques sexuales y violencia física en contra de algunos niños,
situación que inquieta a toda la sociedad menos a los padres encarcelados que
hacen lo posible por que sus hijos continúen en ese ambiente nocivo.
Georgi Zelma Calle asiática cubierta con hombre y niño, 1926 Museum Ludwig Colonia |
Toda
esta situación me transporta a visualizar una imagen de Georgi Zelma, fotógrafo
documentalista nacido en Uzbekistán (1906 – 1984), en la que precisamente un niño se ve en esa
dimensión, en la oscuridad, en la incertidumbre. Si bien hay un adulto en la
foto -al igual que en las cárceles viven con su padre o madre- la genialidad y
la técnica del fotógrafo logran que el niño, aún acompañado, se vea en el más
completo desasosiego, tal cual es nuestra realidad. Técnicamente hablando se
encuentran en un contraluz que en términos narrativos tiene mucha fuerza.
En
la fotografía, por una elección de Zelma, el fondo esta correctamente expuesto,
lo que induce a ver con mayor claridad el ruinoso fondo de la calle,
distinguimos claramente la calamitosa construcción en madera y lo que en otro
tiempo pudo ser el techo, que a su vez proyecta una sombra en el piso que hace
más dramática la situación. Casi una reja de fierro que emerge del piso de tierra
para envolverlos, diría encarcelarlos.
Se
me antoja sacudir las telas del techo para llenar el espacio de polvo y
tierra y convertir la imagen en un espacio mucho más ruinoso y que pueda reflejar más
acertadamente lo que se ve en los panópticos del país. Cuántas veces hemos
visto u oído acerca de la lamentable situación de las cárceles: hacinamiento,
misérrimo estado de las edificaciones,
poca o ninguna higiene y salubridad. Y hoy en día: abuso a menores.
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